Muchos modernos
antitrinitarios dicen estar volviendo a “las raíces del movimiento adventista”,
siguiendo el ejemplo de los pioneros. Dentro de este movimiento antitrinitario,
muchos alegan que solo el bautismo en nombre de Jesús es válido, y que no hay que
practicar el bautismo en el nombre “del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”,
tal como lo indica Mateo 28:18-20.
Lo que hay que preguntarse es: ¿Qué fórmula bautismal utilizaron los
pioneros adventistas? Aquí hay un algunas de declaraciones de nuestros pioneros.
El bautismo es una ordenanza perpetua de la
iglesia, y los ministros del siglo XIX bautizan “en el nombre del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo”, porque la comisión original así lo requiere (Jaime
White,Review and Herald, 4 de febrero de 1862).
Urías Smith también afirmó algo semejante:
La fórmula dada para el bautismo es: “En el
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”(Review and Herald, 21
de enero de 1902).
Stephen N. Haskell lo declara así:
Creemos en el bautismo, y tenemos la misma
fórmula que los bautistas. Ambos bautizamos en el nombre del Padre y del Hijo y
del Espíritu Santo (Review and Herald, 3 de noviembre de 1904).
por Marcos Blanco
Algunos siguen insistiendo en que Cristo y el Espíritu
Santo son la misma persona. Esta confusión no tiene sustento bíblico ni refleja
lo que Elena de White dijo acerca de la Deidad. Tomemos esta cita, por ejemplo:
Cristo, nuestro Mediador, y el Espíritu Santo interceden constantemente en favor
del hombre, pero el Espíritu no suplica por
nosotros como lo hace Cristo que presenta su sangre, derramada desde la fundación del mundo;
el Espíritu obra sobre nuestro corazón,
provocando oraciones y arrepentimiento, alabanza y agradecimiento… (Manuscrito
50, 1900, también en A fin de conocerle, p. 77).
Claramente, Elena de White presenta dos personas distintas con dos obras
diferentes en favor del ser humano.
por Marcos Blanco
Algunos sostienen que, al trazarse el plan de salvación,
solo había dos personas divinas: el Padre y el Hijo. Lo hacen fundamentados en
algunas citas de Elena de White, como estas:
En el plan de salvar al mundo, el consejo fue entre ambos, el pacto de paz fue
entre el Padre y el Hijo (Signs of the Times, 23 de diciembre de 1897).
No obstante, una de las principales reglas
hermenéuticas es que debemos buscar todo lo que dijo un autor
antes de sacar alguna conclusión. Al hablar del consejo de paz, Elena de White
enfatiza constantemente el pacto establecido entre el Padre y el Hijo. Pero
¿esto significa que no existía el Espíritu Santo? La respuesta es un no
rotundo, si tomamos en cuenta la siguiente cita de Elena de White:
La Divinidad se conmovió de piedad por la humanidad, y el Padre, el Hijo y
el Espíritu Santo se dieron a sí mismos a la obra de formar un plan de
redención. Con el fin de llevar a cabo plenamente ese plan, se decidió que
Cristo, el Hijo unigénito de Dios, se entregara a sí mismo como ofrenda por el
pecado. ¿Con qué se podría medir la profundidad de este amor? Dios quería hacer
que resultara imposible para el hombre decir que hubiera podido hacer más (Consejos
sobre la salud, p. 219).
¿Quiénes estaban presentes al trazar el plan de salvación? Las tres
personas de la Divinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que “se dieron
a sí mismos a la obra de formar un plan de redención”, y decidieron “que
Cristo, el Hijo unigénito de Dios, se entregara a sí mismo como ofrenda por el
pecado”. Sacar conclusiones apresuradas, sin tomar en cuenta todas las citas de
Elena de White, puede llevarnos a distorsiones doctrinales.
por Marcos Blanco
El Pr. Carlos Steger realizó esta breve compilación de
declaraciones de Elena de White acerca de la Deidad en tres personas. Estas
citas despejan toda duda no solo acerca de la posición de Elena de White con
respecto a la Divinidad, sino también acerca del bautismo en nombre del Padre,
el Hijo y el Espíritu Santo.
Descargar: La Deidad – Citas de EGW
parte 1
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