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viernes, 17 de junio de 2011

Clama a mi y Yo te responderé


Al comenzar este glorioso Día del Señor profetizamos en nombre de Cristo toda bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo sobre vosotros y todos los vuestros.

Hagamos nuestra confesión de fe y digamos a una voz: "Este es el día que hizo el Señor, me gozaré y me alegraré en el Dios de mi salvación... Amen."
El Salmo 3:4, dice: "Con mi voz clame al Señor, y él me respondió desde su santo monte...".

Qué lindo y cuan hermoso es conocer y estar seguros y confiados de que nuestro Señor y Dios, es un Dios que puede y quiere oírnos cada vez que acudimos a Él, aun en tiempo de necesidad, apuro o tribulación.

En nuestra experiencia de la vida aquí en este mundo malo y perverso, muchas veces nos encontramos que aun nuestros seres muy amados nos ignoran en tiempos de pruebas y aflicciones cuando acudimos o clamamos a ellos por auxilio y ayuda, ya que ellos mismos están sumergidos muchas veces en su propio mar de lágrimas y dificultades. Pero es muy hermosa la promesa de este Salmo cuando se nos dice: "El Señor me respondió desde su santo monte...".

La Palabra del Señor nos dice que: "Aun antes de que le pidamos al Señor...El sabe o conoce de que cosas tenemos nosotros necesidad...". También nos dice la Palabra: "Clama a mí, y yo les responderé en el día de la angustia...".

Todo aquel que busque en el Señor auxilio, habrá de encontrarlo siempre dispuesto, ya que se nos garantiza en la Palabra que: "El que le busca lo habrá de encontrar." También dice que: "Todo aquel que le toca a la puerta...Él le habrá de oír, y su puerta le será abierta...".

El mismo Señor dice que no debemos estar afanados en nada, ya que si El cuida de las aves de los cielos, mucho más habrá de cuidar de aquellos por quienes Él ha derramado su sangre en la cruz del Calvario.

Jesucristo es un amigo que nunca se le niega a los suyos. El nunca habrá de estar tan ocupado como para ignorar nuestro clamor hacia Él. En este día, os desafío a buscarlo y llamarlo en toda confianza, ya que se nos amonesta en las Escrituras a: "Acercarnos confiadamente al trono de la gracia...Y habremos de encontrar oportuno socorro...".

Si usted ha sido herido por el adversario, acérquese al Señor, y de seguro que El habrá de hacerse presente y habrá de vendar vuestras heridas y calmar vuestros dolores y aflicciones.

Clame al Señor y Él es poderoso para salvar, poderoso para sanar, poderoso para consolar, poderoso para darle fuerza y también para guiarle junto a aguas de reposo y pastos muy delicados. Hoy es día de bendición y promisión para todos los que en El confían. Si clamas a Él, de seguro que de Él, encontraras la respuesta prometida. Paz y Gracia.

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